LÉELO EN 3 MIN.
Si bien no es habitual tener arrendatarios que no pagan o no cumplen con sus deberes, existen. Algunas de sus prácticas se traducen en no pagar el arriendo, tener mala convivencia con los vecinos o hacer mal uso de las instalaciones de la propiedad. Pero para no terminar en tribunales y con un dolor de cabeza, lo más importante es prevenir haciendo una buena evaluación o selección de la persona que usará nuestra propiedad.
Según Cristian Lecaros, Ceo de la plataforma de InversiónFacil.com “lo fundamental es establecer un contrato de arriendo completo y claro, que es un acuerdo entre las partes, para dejar constancia de los derechos y deberes de cada uno, este es imprescindible que sea protocolizado en notaria para su validez jurídica”, explica.
Si bien el mejor consejo que entrega el experto es que es mejor prevenir que lamentar, haciendo una buena selección del arrendatario y resguardándose con el contrato notarial, siempre hay un porcentaje de riesgo que debemos asumir. Para esto, señala Lecaros, lo “ideal es protegerse estipulando un pagaré por algunos meses de renta, por si se presentaran dos situaciones: una, que me dejen de pagar, y yo poder protestar ese pagaré; y dos: porque como el arrendatario solo documenta un mes de garantía por el arriendo, en el caso de que hubieran destrozos o mal uso del inmueble, yo con ese pagaré podría costear los arreglos que hubiera que hacerle a la propiedad. Ese es el fin del pagaré”, asegura.
Dicho lo anterior, el experto indica que siempre la primera instancia para exigir el pago del arriendo o el buen comportamiento del arrendatario es el diálogo, o sea, agotar todas las instancias de conversación y acuerdo entre las partes, ya que “siempre es mejor un buen acuerdo que un mal juicio” comenta Lecaros.
Por eso la selección o evaluación previa del arrendatario es fundamental, o sea, que el postulante tenga por ejemplo: un buen comportamiento comercial, estabilidad laboral, al menos un año de trabajo con contrato indefinido y trabaje en una empresa sólida; con estos requisitos se minimizarán los riesgos o problemas futuros que pudieran desencadenarse.
Si las instancias de diálogo no fueran fructíferas, el siguiente paso es el legal. Contratar a un abogado y hacer cumplir las cláusulas del contrato para poner fin a este. “En el mejor escenario entre 3 a 6 meses se podría sacar a un arrendatario del inmueble, siempre y cuando se haya celebrado previamente un contrato en notaria y teniendo un buen abogado”, explica el experto.
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